LA ABEJITA PÉRDIDA
-¿Qué habrá más allá de esos
árboles tan grandes?
De pronto se acercó una
mariposa y le dijo:
-¿Tú que haces ahí viendo
como si no supieras volar?
-¿Qué no puedes salir? Dijo
la mariposa.
-No, contestó tristemente la
abejita.
La mariposa puso una cara de
tentación y le dijo:
-¿Apoco si les obedeces? Ni
se darán cuenta si sales, anda vamos solo será un ratito.
La abejita escuchó
atentamente lo que la mariposa le estaba diciendo y se quedó pensando:
-
¿Será
que ella tiene razón? Creo que le haré caso, además mis papás nunca vienen
asomarse a mi habitación.
-
Bueno
lo pensaré: dijo la abejita.
Al día siguiente la abejita contemplaba nuevamente el paisaje,
y pensando en las palabras de aquella mariposa.
-Ya no lo pensaré más mejor
me le haré caso a la mariposa, que tanto es tantito: decía la abejita.
Así que decidió salir a
escondidas de sus padres así que empezó a volar y volar contemplando la belleza
de la naturaleza.
Cuando de pronto las nubes
empezaron a ponerse negras y los rayos comenzaron a tronar, inmediatamente se
detuvo y dijo:
-¡Oh! No… ¿en dónde estoy?
He volado tanto que ni cuenta me di del tiempo y de la
distancia. Empezó a llover y él empezó a temblar de miedo.
-¿Ahora como regresaré a mi
casita si ni cuenta me di que rumbo tomé? ¿Por qué le hice caso a esa mariposa
tan fea? Dijo: la abejita.
Empezó a llorar
desconsoladamente y a lamentarse por desobedecer a sus padres.
-¿Ahora qué voy hacer? Decía
-¿Cómo regresaré a casa? ¡Ay!
No… ¡Estoy perdido!
Con tanto chillido de
aquella abeja, interrumpió el sueño de una hermosa libélula.
-¿Quién llora tan fuerte con
esta tremenda lluvia? Se levantó y se acercó y se acercó lentamente por detrás de la abejita y le dijo fuerte:
-¿Por qué lloras niño?
La abejita se espantó mucho
que grito: ¡ah!... me espantaste le dijo.
-¿Qué haces aquí tan solito
y peligroso para un niño como tú?
-Es que me salí de mi casa
sin el permiso de mis padres a contemplar la belleza de la naturaleza y me
perdí: dijo la abejita
-Ahora no sé cómo regresar a
casa.
La libélula le dijo:
-Ya vez las consecuencias
por desobedecer a tus padres, si no
hubieras desobedecido no estarías pasando por esta situación.
-Pero no te preocupes hoy te
quedarás en mi casa porque con esta lluvia no podremos volar por mucho tiempo
ya mañana veremos que hacemos.
Al siguiente día se
levantaron temprano y emprendieron el vuelo hasta llegar a la casa de la
abejita, sus padres estaban muy preocupados y al verlo llegar le dieron un
enorme abrazo y le dijeron que no vuelva a desobedecer.
-Perdónenme no lo volveré
hacer.
FIN Autor: Edith
Mendoza Martínez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario